jueves, 16 de agosto de 2018

Novela. ENDURANCE: RELEVO FINAL. 3 de 5- ¡A correr!


3 de 5- ¡A correr!
Tal como me había dicho Toño al hacer el relevo, mientras le añadían gasolina al depósito, si exceptuamos el motor la moto funciona fantásticamente bien. Pese a llevar casi un día rodando sin parar, la estabilidad es muy correcta y los hidráulicos retienen. Los frenos ya no tienen un mordiente agresivo, pero sólo necesitan un poco más de presión en la maneta para cumplir su cometido. Los neumáticos deslizan con suavidad y avisando con antelación. Pero el motor…
Nada más salir a pista, me quedó claro que el motor no era el del inicio. No parece vibrar más, no parece que tenga ningún ruido raro, ni siquiera tiene mal tacto de gas. Pero se nota que no corre como antes. Acelera menos al salir de las curvas y hay que estirar más tiempo las marchas para llegar a las mismas revoluciones que anteriormente.

Pese a todo ello, Toño ha recuperado un montón al equipo que va el décimo y cuando hemos hecho el relevo iba pegado a ellos. Y en mi vuelta anterior me han enseñado en la pizarra “p10 / +31s”,  vamos, que se ve que se han enganchado en su relevo y somos nosotros los que vamos los décimos, y con una ventaja de medio minuto. Perfecto.

Ahora lo que toca es concentrarse en la pista, en no cometer un error. Es la última hora y hay un montón de equipos que van a “ritmo de crucero” pensando en el banderazo final… vamos, un montón de “chicanes móviles” que me hace difícil el poder mantener un tiempo que me acomode. En las curvas, pese que algunos le ponen voluntad intentando no molestar, van lentos.  Eso sí, su aceleración en las rectas me pone muy complicado el simplemente mantenerles la posición ganada por mi parte con apuradas justas de frenada. Además, por si no tengo bastantes problemas con ellos, también
hay pilotos “pro” que te arrancan las pegatinas en curvas, rectas y frenadas…. Que brutos…

Otro vistazo a la pizarra: “15m / -18s / +45s”… quedan quince minutos, el equipo noveno está a dieciocho segundos, el undécimo a cuarenta y cinco. Está claro que los dos se han relajado, tienen claro que de no haber un desastre son nuestras posiciones finales y las aceptan sin lucha. Por mí perfecto… pero pasa algo. El motor no acelera nada, apenas se le oye. En la recta me empiezan a abrasar motos que acabo de adelantar sin poder ni intentar seguirlos. Freno fuerte, entro y salgo rápido de las curvas… pero no acelero. Y algo se mueve en mi estómago cuando me doy cuenta que la gente me mira al pasar por boxes… un vistazo hacia atrás me confirma lo peor: humo azul por el escape.


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