miércoles, 2 de agosto de 2017

"La Metamorfosis" de Kafka o el hombre que se convirtió en insecto.

"Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido en un monstruoso insecto."

Así da comienzo el relato más célebre de Franz Kafka. Una historia escalofriante en la que su autor narra la angustiosa existencia de una persona que se convierte en un insecto gigante. Una obra basada en lo absurdo llevado al extremo pero que, sin embargo, resulta de lo más real. Porque ¿quién no se ha sentido alguna vez como un bicho raro? ¿Quién no ha sentido soledad teniendo gente a su alrededor?

Pero, en realidad, ¿qué quiso decirnos Kafka con éste relato? Es una pena que no lleguemos nunca a saberlo. Toda su obra queda enmarcada en el mundo de lo abstracto, de lo absurdo como ya hemos dicho. Sin decir nada, lo dice todo. Pero ese todo depende de los ojos con que se mire, de la individualidad de cada uno, de la circunstancias concretas que nos moldean como un bloque de arcilla y nos convierten en lo que somos.


Y es que hay dos clases de escritores (permitid que generalice), los que describen cada parte de su obra de una forma exhaustiva, dejando cada detalle claramente especificado. Y luego están los otros, quienes proponen una historia a modo de esbozo, más o menos extraña y rocambolesca, para que seas tú quien haga un esfuerzo de abstracción y, según tu momento y circunstancias, le des sentido a aquello que te presenta. Podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, que Kafka pertenece a éste último grupo, al de los otros.

De nacionalidad austrohúngara y religión judía, Franz Kafka nació un 3 de julio en Praga, allá por el año 1883. De naturaleza enfermiza y solitaria, su vida quedó marcada por una tensa relación con su padre que le dejó el regusto amargo de ser incomprendido. Reflejo de esa relación turbulenta es parte muy importante de "La metamorfosis". De hecho, lo de menos es el ser monstruoso en el que se convierte Gregorio una mañana. No da detalle alguno porque no es eso lo fundamental de la historia, sino el abismo que lo separa del resto de su familia con la que no se puede ni siquiera comunicar. 

He querido ser fiel a su voluntad escogiendo la portada que arriba aparece. Kafka escribió una carta personal al editor que iba a publicar la novela, pidiendo que no apareciese dibujo alguno del monstruoso insecto. Para Kafka, tal como hemos comentado, el bicho era lo de menos. Por desgracia, la mayoría de las ediciones han hecho caso omiso de ésta petición del propio autor.

Su obra no dejó indiferente a la corriente filosófica del momento, el existencialismo, ni al movimiento artístico emergente en Alemania a principios del siglo XX, debido a la profundidad y complejidad de su obra. La vida social quedó reflejada en sus obras, y a través de ellas nos llega su sentimiento de persona aislada, como un grito en el silencio de alguien que no encaja.

No os desvelo el final, pues debéis ser cada uno de vosotros quienes lo descubráis. 

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